La asociación de cáncer de cérvix y embarazo es de 11 por un millón de embarazos, sólo un pequeño número de casos de enfermedad del cuello uterino se detecta en mujeres embarazadas. La mayoría de los doctores opina que si está en una etapa muy temprana, es seguro continuar el embarazo hasta el final e iniciar el tratamiento (probablemente una histerectomía) varias semanas después de que nazca el bebé.
En algunos casos podría considerarse el aborto, o la histerectomía radical, dependiendo de la localización y etapa. Pero cuando la enfermedad es diagnosticada precozmente con una prueba de Papanicolaou y está alojada sólo en una parte del cérvix, se extirpa el tejido maligno con un cono cervical; éste es un procedimiento similar al del Papanicolaou, sólo que consiste en retirar tejido (biopsia) del cérvix que pueda ser canceroso y enviarlo a patología para estudiar si las células de esa muestra son normales o anormales.
Si una mujer necesita el tratamiento antes, el médico puede sugerir empezar la quimioterapia después de la doceava semana de embarazo, cuando el feto ha sobrepasado la etapa de mayor riesgo, por ser ésta la etapa en la que se forman los principales tejidos y estructuras.
En caso de que esté en una etapa más avanzada, la paciente y su médico deben decidir si continuar o no el embarazo; si deciden continuarlo, deberá someterse a una cesárea tan pronto como el bebé pueda sobrevivir fuera del vientre materno, para comenzar el tratamiento inmediatamente.
Decidir continuar o no con su embarazo puede generar muchas emociones; recuerde nunca poner en riesgo su salud, tomar en cuenta los siguientes aspectos podría ayudarle en esta difícil prueba:
Fuente: Sociedad Americana Contra el Cáncer ,
Libro: Psicooncología , María Die-Trill, (2003)
Creado: 2019-02-05 09:22:34
Última vez actualizado:
2019-06-25 16:03:21